POEMAS de SATURNINO CARABALLO
EPIGRAMAS
I
Miré los muros de la patria mía (don Francisco de Quevedo)
Toda la culpa no es suya
se lo acepto, se lo admito
más no espere un aleluya,
pues bien nos clavan la puya
y todo le importa un pito.
II.
Es de ver y no creer
cómo se atacan y agreden
y reflexiono:¿tanto idiotiza el poder,
tener mesa puesta y comer?
¿no saben más o no pueden?.
III
Tiene que primar el mérito
el talento y la excelencia
para coronar con éxito
nuestra inversión, nuestro crédito
nuestro voto y nuestra paciencia.
IV
¿Qué es eso de paridad?
al gobierno los mejores
qué importa la cantidad
la estulticia o vanidad
de floreros, si no hay flores.
V
No hay izquierdas ni derechas
si la necesidad nos aprieta
hay días meses y fechas
no bastan las frases hechas
si nuestra actividad está quieta.
VI
Precisamos de buenos gestores
coherentes y con sentido común
que no den bandazos de trimotores
respondan y paguen por sus errores
y no derrochen al buen tuntún.
A LA VIRGEN DEL ROBLE
Dios te salve madre y Señor
Virgen del Roble bendita,
Ante el altar de tu ermita
Cenicientos canta y ora.
Gloria Virgen redentora
De un pueblo que su fe grita,
Y en sus rezos solicita
Tu protección salvadora.
Virgen del amor sublime,
Patrona de Cenicientos,
Tus bendiciones y alientos.
Es el pan que nos redime,
Y nos muestras dulce y materna
El camino a la vida eterna.
DIÁLOGOS TELEVISIVOS (Sátira)
Hay una juventud que se afana
y es la inmensa mayoría,
estudiando le echa pundonor y gana,
tiene una meta y no varía,
en busca de trabajo la cabeza se devana
y con los libros se enfrenta cada día.
Y luego está el mundo de Televisión
donde todo es disparate y permisión.
Sacan gente sin saber de donde,
gente que su desvergüenza no esconde.
Con el mayor desparpajo
se interrumpen a destajo.
Y con regodeo y cinismo
siempre hablan de lo mismo:
Yo me acosté con fulano(a),
¡pues yo lo hice con zutano(a)!.
Y comienzan las disputas,
se llaman “cornudos”, “putas”.
He intervienen “las mamás”
las “tías” y los “papás”.
Y gritan,¿ existen fotos?
y se lanzan como motos.
Sin parar jamás en barras
bien afiladas las garras.
Sobre la famosa gente
desdeñando a la corriente.
Socaban prestigios, famas
sin andarse por las ramas.
Si destruyen matrimonios
o a hijos cubren de oprobios.
Con tal de ganar dinero
de tan vil modo rastrero.
Y después van las revistas,
y ¿cómo profesión artistas?.
Los exhiben en portada y en pelotas
y en un totum revolutum todos se ponen las botas.
¿hasta cuándo esta deleznable horda,
que el interior de nuestras casas aborda?.
Yo confieso, que a mi pesar a veces también lo veo,
¡jamás nunca por la noche!
lo repiten constantemente de día y creo,
que estas zafias escenas, este derroche
estas banalidades, este torpe ninguneo
embruteciendonos a troche y moche
seguro que no es como muchos malévolos apuntan: ¡esto es cosa del Gobierno
que nos mantiene en la antesala del Purgatorio antes de entrar al Infierno!.
“LA CORONA DE LA VIRGEN”.
Cuenta una antigua tradición,
mezcla de leyenda y convicción
que la Virgen en el roble apareció.
El lugar se iluminó, resplandeció
y Cenicientos comenzó su devoción.
Siglos después su Corona fue de plata.
Fue regalo de Joaquín, soldado en África,
salvado por su intercesión de muerte trágica
y luce rutilante en su procesional cabalgata.
Virgen del Roble, Divina Patrona,
yo restauré tu Corona
y sentí el palpitar de tus sienes,
mi espíritu colmaste de bienes
y tu protección no me abandona.
Mis padres, a un paso uno del otro, blandiendo las hoces;
Encabeza mi padre; en la siega es el mayoral.
Mi madre es su ayudante, segadora, competente y vital.
En el campo silente resuenan las voces
Y jaurías de perros lejanos que ladran feroces.
El sudor implacable les cubre la frente,
De sus cuerpos enjutos les mana una fuente,
Protegidos los dedos con negros dediles,
Tan gastados, tan viejos que son ya seniles
Y el Sol, en su cenit, abrasa inclemente.
Detrás yo les sigo recogiendo el centeno
Mi trabajo es necesario pues soy el atero
Y antes que la escuela esto está primero.
De escozor y picor mi cuerpo está lleno
Y al igual que ellos también sufro y peno;
Puñado a puñado voy formando haces
Y los tres proseguimos la siega tenaces
Compadecida mi madre dentro de esta fragua
Enjuga mi cara con los bordes de su enagua;
Y continuamos despoblando estos campos feraces.
El trabajo en el campo no admite dilaciones;
Cada cosecha tiene su tiempo y lugar.
El granizo y la lluvia excesiva la pueden malograr;
Hay que respetar el ciclo de las cuatro estaciones,
Y dejar a la tierra cumplir sus funciones.
Cuando acabe el centeno segaremos la cebada,
Después vendrá el trigo y segar de madrugada.
Y al concluir veremos la rubia rastrojera
Las mieses en las mulas camino de la era
Y la lucha por la vida a un niño revelada.
LA TRILLA EN CENICIENTOS
Días de sol, bullicio y galopines,
Pelados al cero el pelo de puercoespines,
Las hacinas de las mieses descansan en la era
Principia el verano, terminó la primavera.
El pregonero anuncia el comienzo de la trilla
Y de actividad bullen las tierras de Castilla.
Las mulas, los arreos, los pueblos madrileños,
Los cuerpos renegridos, los rostros velazqueños;
Los hombres con los bieldos extienden las parvas
Y el suelo de las eras bien limpio de cardos y larvas.
Los abuelos socarrones con el sombrero de paja
Descansan plácidamente aflojada la faja.
Los galopines silbando manejan las riendas
Y de una a otra parva mantienen contiendas;
Los dientes del trillo las espigas despedazan
Y las patas de la yunta la paja desplazan.
En la lumbre los cocidos con olor a yerbabuena
Y jamás olvidamos el sabor de comida tan buena.
Los vencejos en vuelos rasantes se nutren de gorgojos
Y estos cielos tan azules nos posan a Dios en los ojos.
Los galopines entretanto manejan las trillas
De pie a la pata coja, o sentados en sillas.
Se suceden los días y disminuyen las hacinas
Y cerca, muy cerca cacarean y picotean las gallinas.
Al caer de la tarde, la merienda; nunca falta el gazpacho
Y en las fuentes comunes nos permiten comer sin empacho.
Los hombres con su ciencia milenaria husmean al solano
Tan importante siempre en tierras de secano,
Y duermen en la era a esperar la madrugada,
A que el viento se levante para limpiar la cebada.
Y comienza el trabajo del venteo,
Vigente desde Judas Macabeo.
Las espaldas hendidas y elevación de brazos
Y la paja y el grano describen distintos trazos.
Para medir el grano cuartillas y celemines
Y soñar con las monedas y sus tintineos cantarines;
Y para transportar la cosecha ,los sacos y costales,
Un viajar seguro en las mulas para los cereales.
Y ya todo puesto en cobro en doblados y pajeras
De los ratones se encargan los gatos en las gateras.
Y estallan los cohetes y hay acordes musicales
Y bailes en la plaza, son las fiestas patronales.
Es nuestro quince de Agosto.
Es nuestra Virgen del Roble.
Cenicientos es un lagar de buen mosto.
¡Divertios con toros y a ritmo de pasodoble!.
PLEGARIA
A nuestro Cristo de Cenicientos
Señor, ningún día es a otro diferente
Siempre es el mismo suplicio
Este tenaz e invisible cilicio
Me martiriza del pie hasta la frente.
Señor, es como hierro incandescente
Es aprender un nuevo oficio
Ofrendarte a ti mi sacrificio
En un velar nocturno permanente.
Señor, ya que me das la pesadumbre
Concédeme Señor también la reciedumbre
Para aguantar, Señor lo que me espera,
Y si decides cederme parte de tu cruz
Permíteme Señor, al menos, ver la luz
De tu eterna y celeste primavera.
Saturnino Caraballo